París, ya no es una fiesta

París, ya no es una fiesta

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El pasado viernes 26 de julio, se llevó a cabo la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos. Banderas, países y delegaciones flotando a través del rio Sena. Una fiesta deportiva en la Ciudad de la Luz, una mezcla de historia olímpica con el sello parisino. Pero, no todo fue luces, hubo sombras y no pocas en la París de Hemingway, esa capital de intelectuales y artistas con un encanto único, un paréntesis descrito por el escritor entre las guerras mundiales, una ciudad con sus calles y rincones que inmortalizó con nostalgia en sus memorias.

La fiesta de inauguración olímpica “se pasó de madres”, la puesta en escena no se concentró exclusivamente en lo deportivo, en el escenario fluvial se puso el foco en la religión cristiana en un tono controversial y ofensivo a la cultura misma de Francia y de Occidente. Gratuitamente el vanguardismo artístico atacó al cristianismo con un rupturismo vulgar e impropio. La escena de La Última Cena fue “parodiada” desde códigos tribales y sexistas, una escena contumaz y un guion decadente, con objetivos claros y premeditados. Saben perfectamente que la reacción cristiana no contemplará amenazas, bombas ni atentados, de esos que París conoce, sufre y desarticula constantemente de otros grupos religiosos. Golpear al cristianismo desde disidencias es al menos contraproducente. ¿Por qué no se burlaron del Islam? ¿En qué zonas del mundo cristiano las disidencias son encarceladas?

La puesta en escena no fue casual, fue abusiva ya que saben de antemano que el cristiano colocará la otra mejilla y no bombas ni amenazas intolerantes. Es de esperar, que todos los artistas de esa cena pagana no se escandalicen ni acusen intolerancia ante las criticas y rechazos de lo realizado, quizás comprendan que no siempre es fácil ofrecer la otra mejilla. Por lo general, los colectivos progresistas recurren al victimismo y a denuncias vía redes sociales. Posteriormente se toman las calles con sus petitorios coartando la libertad de expresión y sometiendo a las otras disidencias al “correccionismo político” y leyes de odio.

Lo visto en París, más que una fiesta fue una bacanal, “una parodia grotesca” planificada e intolerante en contra de un pilar de Occidente y de nuestra cultura con mayúscula. Las luces de la inauguración fueron opacadas por la insoportable agenda del progresismo performático, mediático y dictatorial. Occidente transita nuevamente por una fase decadente.

Viaje a la boca del lobo

22 de mayo de 2024

Viaje a la boca del lobo

Rodrigo Ojeda

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