Con permisito…vengo a invertir

Con permisito…vengo a invertir

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Cuando sales de la universidad (en mi caso en 2008) y ves la revolución ambiental y energética que asoma como un nicho tremendamente atractivo en términos de proyección profesional, tienes la sensación de que estás llamado a integrarte a esa dinámica sín más dilación. Esto me pasó  al poco tiempo, cuando ingresé a trabajar a la Agencia Chilena de Eficiencia Energética (hoy Agencia de Sostenibilidad Energética), organismo dependiente del Ministerio de Energía en el cargo de asesor del área de Desarrollo Sectorial, donde me tocaba conversar con actores relevantes e intensivos en el consumo energético a nivel nacional, lo que incluía a la Gran Minería e industrias del sector químico, metalúrgico, metalmecánico, manufacturero y también de grandes centros comerciales.

 

A todas luces el país, pionero en tener una agencia especializada en Eficiencia Energética a nivel latinoamericano en esa época, tomaba una responsabilidad importante en materia de ser ejemplo de crecimiento económico que debía equilibrar con el tema sustentable, aunque confieso que siempre tenía la duda de si realmente teníamos la verdadera robustez industrial y en el sector de servicios para enfrentar ese desafío tan pronto, un mínimo desarrollo necesario, capacidades técnicas y legislativas, de manera que no nos terminara perjudicando en el mediano y largo plazo; esto principalmente porque el ritmo de crecimiento de las medidas medioambientales que se iban impulsando desde el ejecutivo era mucho mayor que la capacidad de absorción y cumplimiento por parte de las empresas nacionales, con un mercado que venía creciendo vigorosamente y de manera orgánica, pero que ya comenzaba a experimentar ciertos frenos en esa expansión.

 

Recuerdo que en esos días el intercambio comercial y de experiencias con entidades de todas partes del mundo era bastante intenso, estos organismos que eran muchos de ellos públicos (agencias locales alemanas, francesas, de USA, españolas) y también privado (principalmente empresas de ERNC y Eficiencia Energética) venían a enseñarnos a hacer mejor las cosas y mirando el impacto ambiental que se debía evitar; todo era muy llamativo y llenaba de ilusión a jóvenes que copaban seminarios y conferencias que se multiplicaban por doquier. Hasta aquí todo bien, pero al poco andar empezó a apreciarse que esa misma energía no estaba presente en querer dejar esa capacidad instalada de conocimiento en los estamentos públicos, con técnicos preparados, expertos en legislación y especialistas que articularan eficientemente a la academia y al mundo privado. Más bien la voluntad estaba puesta en tomar los casos de éxito europeos y estadounidenses, y como si se tratase de un efecto por osmosis y una adopción ipsofacta de parte del mundo privado, rápidamente nuestro medio los fuera a absorber, dejando atrás cualquier mala práctica anterior. Todo este cuadro febril se agravo con las que yo llamo la triada reformista revolucionaria del gobierno de Michelle Bachelet II (previsional, educacional, tributaria) que estancó el crecimiento.

 

En el año 2016 me tocó estar al otro lado, en el sector privado, en una consultora española especializada en eficiencia energética, ERNC y medioambiente, donde ganamos licitaciones realizadas por el Ministerio de Energía y el de Medioambiente, donde se apreciaba la desafección desde el servicio público en conocer los aspectos técnicos, la falta de habilidades y competencias que iban retrasando las revisiones y cierres de las etapas, y por consiguientes las entregas de los proyectos, por la asimetría de conocimientos y en parte quizás más importante en que muchas veces “intuían” que no cumplían con los requisitos medioambientales, pero no sabian calcularlos ( aunque fuera estimarlos), casi por ideologia que “debían” volver a revisarlo una y otra vez buscando la “trampa”.

 

Los años han pasado y con quien converso que tiene proyectos conjuntos público privados, sostiene que permanece el mismo fenómeno, e incluso se ha acrecentado por cuestiones que frenan el desarrollo e impulso de proyectos, como las agendas climáticas verdes, la más conocida es la 2030, que contiene los llamados ODS (objetivos de desarrollo sostenible), que puede sonar atractivo y convocante de buenas a primeras (quien no defenderia al medioambientes de este “hombre depredador y salvaje”) pero ha revelado su más visible cara de panfleto de la new left siendo muy eficiente para poner trancas a la que denominan “máquina capitalista que devora bosques, océanos y ecosistemas por todas partes”.

 

Es cierto que todos queremos un ambiente mas limpio, gente mas responsable con su contaminacion, que ojala tendiera a cero, pero hemos caido en narrativas que rayan en lo absurdo como “mejor no viajaré para no aumentar la huella de carbono” (pocos podían respetar eso si deseaban tomar vacaciones) o no comeré carne porque al hacerlo fomento la industria donde las vacas emiten grandes cantidades de metano en sus heces y eructos que aumentan los gases de efecto invernadero. Bueno, toda esta culposa forma de vivir frena de manera decisiva el progreso de empresas y cambian drásticamente nuestras formas de consumo, lo que supone una carga emocional en los individuos por el juicio social que conlleva.

 

Como es de todos conocido, Chile ha asumido la agenda climática desde hace años sin haber alcanzado el desarrollo, la pregunta que cabe, ¿quien ha obligado a eso? ¿qué tan cierto es que estemos contaminando tanto, al nivel que nuestro pais deba tomar la Agenda 2030 sin mas miramientos?. Cifras indican que Chile emite el 0,25% del CO2 del mundo con un 1,9% del PIB mundial, por lo que se exagera (o se frena) al abrazar esta agenda ideológica.

 

En el estudio publicado a principios de junio por el Centro de Estudios Públicos (CEP) en su edición del boletín Voces del CEP titulado Inversión en Chile: cómo volver a encender el motor de la economía presenta que terminos de la inversion se compone de publica y privada, esta ultima pudiendo ser nacional o extranjera. en el ultimo periodo 2023 se evidencia que la falta de presupuesto por ejecutar fue de un 18%, esto se debe a la grasa de los servicios publico y ministerios que no son capaces de resolver en tiempo y forma. Todo ello ha generado la caída de Chile en rankings sobre clima de negocios y libertad económicaBueno, hoy con toda esta carga ya vemos los resultados en la permisología reinante que ha sido un gran dolor de cabeza para quienes invierten en Chile, pagando con ello los trabajadores y la sociedad en su conjunto.

 

Las principales falencias que se detectan en las modificaciones legales que promueve el gobierno, principalmente en el Proyecto de Ley Marco de Permisos Sectoriales y el de Evaluación Ambiental 2.0, no ponen énfasis en eficientar el aparato público, se aprecia un excesivo control desde el Servicio de Evaluación Ambiental, sin integrar plenamente otras visiones de sostenibilidad de carácter privado, y la falta de estandarización en el proceso de evaluación son algunas de las razones de que inversionistas desistan de seguir adelante y vayan a países donde son mejor recibidos. En palabras de Luis Felipe Gacitúa, gerente general de CMPC una de las empresas mas exitosas en la historia de Chile “nadie en su sano juicio va a iniciar una inversion de $4.000 millones de USD cuando el proyecto se puede demorar 14 años”. Eso pasa cuando existe un ánimo revanchista y de anti-empresariado como el que tenemos con la administración del gobierno socio-comunista de Boric.

 

Todo eso ha desembocado en que los tiempos de EIA (Estudios de Impacto Ambiental) aprobados han pasado de 434 días corridos en 2022, a 985 en 2023, es decir más del doble. Asi lo indica el Análisis y costos asociados al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental realizado por la Facultad de economía y Gobierno de la Universidad San Sebastian que en dicho trabajo calculan el indice del costo economico por “Permisología” para el Primer trimestre 2024. Se está volviendo cada vez más engorroso tramitar proyectos y esto desincentiva el ingreso de iniciativas privadas de inversión.

Se estima que el costo asociado a estas demoras, considerado como actividad económica no percibida, significan el 0,5% del PIB, equivalente a $2.000 Millones de USD.

Para los ultraecologistas chilenos que detienen todo proyecto sin importar las consecuencias que tienen sus acciones para los chilenos, no parece importarles mucho; tenemos ejemplos en el mundo de los problemas que traen, uno de ellos es el caso del sector energético en Alemania un país desarrollado y admirable por su capacidad de salir adelante, donde el precio de la electricidad ha alcanzado los 0,4 €/kwh para los hogares, la más cara de Europa en estos momentos, que con la fiebre de ERNC en la década del 2010 y su afán de ser “verdes” a toda costa, han tenido que echar marcha atrás y volver a la energía nuclear y termoeléctrica, por la intermitencia, costo de interoperabilidad en la generación, distribución y transmisión. Los hogares alemanes pagan hoy un 28% de impuestos por cada kilowatt/hora, lo que es una cantidad enorme. No quiero decir que deban rechazarse los proyectos de ERNC y medioambientales, para nada, de hecho aplaudo y me alegro por estas iniciativas, por la cantidad de externalidades positivas, entre ellas estimulan la creación de nuevos mercados y traen desarrollo de capital humano especializado, pero también deben ser impulsadas y absorbidas con cautela y respetando los tiempos de maduración de los actores de un mercado.

 

Para ir cerrando esta columna, me gustaría que nos quedáramos con algunas ideas fundamentales; la inversión es el motor de un pais, sin este impulsor de la economía en términos de activación de empleo, capital humano, de infraestructura, tecnológica, Chile no puede seguir avanzando en el excelente camino al desarrollo que emprendió hace ya 40 años con éxito, y que ha mejorado la vida de todos nosotros, permitiendo más acceso a educación, mejor salud (queda mucho trabajo en lo público todavia) pero que ha aumentado la esperanza de vida a los 81 años segun últimas cifras. No permitamos que un gobierno de irresponsables portando una ideología fracasada como la marxista (a cuesta con millones de muertos también) destruya todo lo avanzado, hemos trabajado duro para alcanzar estándares de vida superiores a nivel regional, siendo un país atractivo para extranjeros que eligen Chile como su hogar y que merece ser defendido de corrientes de pensamiento que merman la confianza entre las personas que es lo mas importante al momento de relacionarnos. Debemos cuidar ese ánimo nacional y todo su quehacer cotidiano. Depende de todos.






High fist

June 9, 2024

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