Marxismo para todos: Pasado y presente

Marxismo para todos: Pasado y presente

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Marxismo para todos: pasado y presente.

  1. Los sustentos.

El marxismo sigue en desarrollo con nuevos aliados y apoyos. Avanza a toda marcha en la transformación de consciencias y de realidades desde el discurso y su reposicionamiento en la cultura. Aprendió la lección del siglo XX, hoy se rodea de nuevos conceptos y seguidores, las derrotas lo obligaron a mimetizarse y reinventarse pero la hoja de ruta se mantiene intacta. En ese afán por intervenir y modificar las estructuras fuimos testigos o al menos hemos leído sobre los horrores de los socialismos reales durante el siglo XX. No sólo no resolvieron las desigualdades, por el contrario, las profundizaron y generaron otras a fuego y sangre.

El fundador del marxismo es claro en señalar que la lucha de clases es “el motor de la historia y el curso central de su dinamismo”. La activación del resentimiento y del odio y de la violencia es, por lo tanto, según Ibáñez Langlois “una dimensión necesaria de la misma lucha, para la cual están permitidos todos los medios con tal de que sean realmente eficaces”. Marx anuncia un evangelio ateo que racionaliza su odio y transforma instintos de resentimiento y venganza en misión histórica. La revolución comunista y proletaria desatará un proceso de destrucción del orden liberal-burgués, posibilitando la creación de un mundo distinto, un paraíso sin escasez, propiedad privada ni tampoco clases. Un apocalipsis revolucionario acabará con el sistema capitalista y sentará las bases de la sociedad comunista. Un paraíso para unos pocos y una prisión para una mayoría (acaso eso no es Cuba hoy en pleno 2024).

Lo paradójico es que las ideas marxistas se esparcieron por Occidente y el mundo libre entre intelectuales, políticos y elites que no dudaron en hacer defensa de sus postulados y de las consecuencias del proceso y la inevitable lucha armada. Queda la sensación que se encuentran con amnesia histórica y humana frente a los asesinatos masivos cada vez más documentados tras la caída del muro de Berlín y del Imperio Soviético. La batalla contra la hábil propaganda de izquierda recién comienza. A la par el marxismo se mimetiza y utiliza otras batallas en las cuales influir. Los postulados marxistas ya no ocupan sólo las fábricas, campos y organizaciones sociales, hoy el llamado es a copar todos los espacios mediante grupos de interés y de presión, desde la calle al parlamento.

  1. Los crímenes de la hoz y el martillo.

Hoy leemos que proclaman una nueva izquierda en Chile en tono progresista y benefactor. A ese llamado de una supuesta renovación se ha sumado mayormente el Frente Amplio (FA). Sus ideólogos como buenos jardineros han podado lo necesario y conveniente, tras la poda dejan en el olvido la crueldad y los horrores del siglo XX en manos de la hoz y el martillo. Hoy nos dicen: “seguimos” con un hálito del añejo: “venceremos”. Los hijos de Marx no dudaron en aplicar la violencia mundialmente en contra de los enemigos del pueblo y de los traidores de turno. Ejercieron la violencia deliberadamente en contra de la población civil y desarmada mediante: purgas, terrorismo, escuadrones de la muerte, hambrunas intencionadas a modo de castigo y control, campos de concentración y un sinnúmero de deportaciones. La crueldad se volvió sofisticada a quien osara pensar distinto al paraíso socialista.

A modo de balance del infierno rojo, más allá de las cifras, de las cantidades de vidas humanas sacrificadas y de un necesario “nunca más”, debemos recordar y denunciar el genocidio en manos de esta ideología deshumanizante, contraria al bien individual y a la civilización humana. Resulta imposible olvidar el terror, las purgas, las persecuciones, las hambrunas y deportaciones, los trabajos forzados con una muerte segura, las humillaciones y vejaciones de todo tipo. De acuerdo con El libro negro del comunismo, el costo en vidas se aproxima a los 100 millones de muertes (Courtois et al). Cuantificar el dolor, los traumas y todo tipo de secuelas rozan lo infinito.

El siglo XX presenció y sufrió un humanicidio en manos de la hoz y el martillo. La izquierda local no puede despojarse de sus raíces sin al menos sonrojarse y prometer: “un nunca más” que los incluya a ellos mismos. La sociedad libre ha sufrido y se defiende siempre en todas partes y en todo momento, descuidarse puede ser fatal espiritual, intelectual y humanamente. Los marxistas no están en condiciones de apuntar a nadie calificando de genocidas porque su pasado los condena en cifras y crueldades por el mundo.

  1. El pariente olvidado.

El lazo ideológico (a ratos silenciado) entre el fascismo y el comunismo en ideas y hechos históricos ha sido silenciado convenientemente.  Poseen características y sustentos en común que astutamente aparecen ligadas al terror nazi con una omisión voluntaria e interesada al pariente marxista, ambos: deshumanizaron al individuo y lo forzaron al colectivismo, prometiendo lo imposible y eliminando enemigos. Ejemplos del parentesco:

  • Estado y más Estado: ambos confluyeron en la necesidad de controlar todo, absolutamente todo desde el Estado. Según Hayek, un colectivismo forzado en el cual el individuo queda subyugado en cuerpo y alma. Un Estado abiertamente socialista y represivo en todas sus facetas y alcances.
  • Enemigos: comunismo y nazismo, señalaron públicamente a sus adversarios, sus enemigos fueron de carne y hueso, y personificados en razones raciales (nazismo) y en razones sociales y económicas (comunismo). Ambos prometieron un hombre nuevo y las bajas (prisioneros, torturados y muertos) fueron vistas como parte del proceso de liberación ante un camino y enfrentamiento inevitable de sus revoluciones. Hoy aparecen nuevos enemigos.
  • La lucha política: ambas ideologías del terror desarrollaron cuadros políticos para pelear, amedrentar y sostener las luchas en las calles y en todos los lugares donde fuese necesario. Un heredero local hace muy poco advirtió la necesidad de rodear con la movilización de masas” ante la naciente Convención Constitucional.
  • Censura: ambos aplicaron todo tipo de controles y censuras, suprimieron las libertades fundamentales (de expresión), incluso recompensaron el delatar y denunciar al otro por complotar contra la misión redentora del comunismo y nazismo.
  • Racismo: en ambos modelos sociales existieron desprecios no sólo conceptuales hacia otros pueblos y seres humanos, en ambos es posible rastrear similitudes de desconfianza y aversión al pueblo judío. El antisemitismo no fue exclusivo del mundo nazi.

El mundo carga con una hipocresía no sólo en el lenguaje, también en los símbolos y en la cultura del relativismo del progresismo. Razonablemente nadie camina tranquilo haciendo gala de vestimentas ni “souvenirs” del nazismo. Pero, cientos caminan y relucen vistosamente símbolos del criminal comunismo, pasean junto a estrellas, rostros de Marx, poleras de transnacionales con la hoz y el martillo y con boinas al estilo Che Guevara. Lo anterior, en palabras de alerta de Anne Applebaum: mientras que el símbolo de un asesinato masivo nos llena de horror, el símbolo de otro asesinato masivo nos hace sonreír”. Una hipocresía normalizada que se repiten en marchas locales e internacionales.

  1. ¿Por qué hemos escrito marxismo para todos?

Porque el marxismo como instrumento e interpretación de la realidad ha ido mutando desde sus inicios hasta el presente, hasta ahora y seguirá adaptando formas y adoptando fieles. Sus herederos y seguidores han ido aprendiendo de todas las derrotas y fracasos locales y mundiales, saben perfectamente que las fábricas, industrias y obreros ya no son suficientes en el mundo actual. Hoy se han extendido a distintos lugares y espacios de la sociedad, la estrategia del caballo de Troya sigue más vigente que nunca. Se han inmiscuido en el arte, la cultura, los medios de comunicación y todo lugar desde el cual predicar la consecución del mandato original desde el presente. No se van a detener en su intento de crear un mundo nuevo y crear el paraíso terrenal. “Marxismo para todos” es un intento de acercar conceptos, experiencias, balances e información para comprender una ideología del mal que se mimetiza  y se vuelve seductora. Destruir siempre es más sencillo que construir, para ellos la violencia es creadora y el odio el impulso incombustible.

Las experiencias reales bajo este sistema padecieron pobrezas, hambrunas, persecuciones y demases. Los seguidores de Marx tienen las manos manchadas con sangre y la historia no los absolverá. Si estás con ellos en lo teórico, práctico e incluso romántico, algo no anda bien y eres un cómplice pasivo que relativiza los millones de muertos mediante una crueldad similar a la del nazismo, pero temporalmente más extensa en años y territorios. Todas las predicciones de Marx fracasaron.

  • Occidente y capitalismo están bajo asedio: una visión de mundo y un modelo que se han fusionado logrando avances en todas las dimensiones del ser humano y de la sociedad en su conjunto, no exentos de errores ni de correcciones ante los nuevos desafíos del ser humano, errores que tradicionalmente el marxismo denuncia y amplifica desde la desigualdad e injusticias, y hoy desde una agenda cultural de identidades y sensibilidades, que veremos en la segunda parte de estas palabras finales.
  • El marxismo en el mundo actual: el pensamiento marxista ha ido cambiando de piel, de estrategias pero no mutan sus fines. El fin último sigue siendo la construcción del hombre nuevo y el paraíso prometido. El conflicto, el odio y los antagonismos siguen siendo sus estrategias predilectas. Chile mantiene un Partido Comunista (PC) anclado al marxismo-leninismo, en su fiesta de los abrazos 2024 renovó su compromiso de luchar contra el imperialismo. Recientemente el jerarca del PC local en tono apologético reconoció en Lenin un pilar y sustento para el “presente y futuro”.

  1. ¿Qué es el marxismo hoy?

 

A diferencia del marxismo clásico, centrado principalmente en las relaciones económicas y de clase, hoy amplió su análisis incorporando las dimensiones culturales y superestructurales de la sociedad. Esto implica una atención especial a aspectos como la cultura, la ideología, el lenguaje y otros elementos más allá de lo meramente económico. Promueve “un sistema teóricamente multiculturalista basado en un relativismo absoluto, el cual implica la negación de la existencia de verdades absolutas de validez universal”  según David Martín. En este sentido, apoya las «luchas» de las organizaciones feministas y sexuales radicalizadas, que cuestionan las normas de familia, religión y moralidad establecidas, ese viejo orden.

 

Para lograr la «hegemonía cultural», la izquierda ha desatado una batalla cultural, censurando, imponiendo discursos y cancelando a sus oponentes con representaciones culturales, marchas, “funas” y un notable espacio en los medios de comunicación. Busca redistribuir la riqueza o justicia social, garantizar derechos sociales casi infinitos y promover una igualdad radical. Sostiene irresponsablemente que los recursos son ilimitados frente a las necesidades. Instala conceptos, luego los difunde en los medios de comunicación y lentamente permea las instituciones clave de la sociedad occidental.

¿Existen otras características y metamorfosis del marxismo hoy? Sí, queda la sensación que han tomado un par de pasos de distancia a su favor, rodeados de auras de superioridad moral y un dedo acusador que detecta fascistas, imperialistas, capitalistas y un sinfín de enemigos en todas partes que son denunciados, acorralados y censurados. O despertamos o nos pasarán por encima al estilo Tiananmén en lo físico, ideológico y espiritual.

Antes de despedirnos debemos enfatizar en el llamado de alerta, el enfrentamiento actual ya no es exclusivamente desde trincheras militares ni guerrillas urbanas. Hoy la deconstrucción apunta a vaciar al ser humano utilizando el capitalismo desde el afán totalitario por concentrar todo el poder y diluir al individuo, trastocando el legado de la cultura cristiana y occidental, borrando límites, prometiendo una emancipación total en lo físico, conceptual y en las sensaciones. Lamentablemente el capitalismo está siendo utilizado como medio para borrar lo que conocemos y heredamos con avances civilizatorios notables que están severamente amenazados.

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