Un peligro no avistado

Un peligro no avistado

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Eventualmente, toda la derecha debió haberse alegrado con el arribo de Javier Milei a la presidencia argentina. Sin duda alguna, la llegada del “chascón” significará un gran cambio en años de decadencia peronista allende los Andes, un bálsamo, casi ambrosía, siquiera porque su mero encuentro con la casa Rosada implica posibles transformaciones en la mentalidad del ciudadano argentino, especialmente, en aquellas jóvenes generaciones que han tenido que vivir años de miseria izquierdista, pero que evidencian cómo los políticos siempre están ávidos de gravarlos pecuniariamente en un futuro no tan lejano para seguir manteniendo un sistema financieramente imposible de sostener sin alguna especie de deuda que, por supuesto, tiene esos típicos tintes de “solidaridad intergeneracional”, es decir, para provecho de algunos en la actualidad, pero que pagan otros con posterioridad. 

El entusiasmo con su instalación en el poder ha sido tal, que no pocos se han mostrado radiantes por ello, lo que se ve alimentado por las opiniones de agencias internacionales que detallan el éxito que le espera a las medidas macroeconómicas del “peluca”. Con todo, quisiera poner algunos paños fríos al fenómeno “Milei”, no solo en Chile, sino en toda Iberoamérica. En especial, porque lo que, a primera vista, puede pasar como un ejemplo notable de praxis política, también puede ser malinterpretado teóricamente y provocar consecuencias indeseadas. Quizá no sean bienvenidas las críticas, en tiempos de pletórica alegría, pero sí, me temo, deben ser necesariamente escuchadas las aprensiones, especialmente si de efectos políticos se trata.

En lo que sigue, intentaré ilustrar que existen tres grandes razones para temer una nueva debacle teórica o escisión intelectual en nuestro sector. Por un lado, las rencillas teóricas entre conservadores, liberales y nacionalistas, sectores que alegan domicilio en nuestra trinchera, no se han acabado. Esto me lleva a pensar que todavía existen espacios de discusión que, de no resolverse o, al menos, no mantenerse en armisticio, pueden destruir los necesarios apoyos a las candidaturas que la nueva derecha pretende llevar a los espacios de poder. Por otro lado, el posible éxito del gobierno argentino ctual puede alimentar la sensación de que la respuesta contracultural a la izquierda posmarxista es una de tintes libertarios, y solo exclusivamente libertarios, separando aún más al sector. Por último, todavía no existe un proyecto efectivamente establecido para la nueva derecha. Puede haber atisbos, intentos, pero siguen siendo balbuceos, y ello no nos permite estar en buen pie para los tiempos que se avecinan.

Por un lado, debo comenzar aludiendo a que hace un tiempo me había dado cuenta que, a pesar de todos los desastres políticos que se han vivido en distintos lugares de Iberoamérica por la llegada de la izquierda al poder, todavía hay algunos personeros y voceros de la “nueva derecha” afanados en seguir discutiendo menudencias teóricas en vez de dar el salto hacia una visión más abarcadora de la derecha. A pesar de ejemplos notables como Jordan Peterson, psicólogo canadiense, quien siempre se ha concentrado en atacar la raíz de los problemas posmodernos: los mapas de sin sentido que la izquierda ha instalado en las mentes de miles de personas, lo que ha destruido nuestra capacidad de enfrentar al mundo, de encontrar nuestro lugar en él, haciéndonos creer que somos más débiles de lo que realmente somos; otros se solazan en discusiones teóricas en las cuales lucen, las más de las veces, falacias o tergiversaciones teóricas que resultan cómodas para sus argumentos contra alguna de las tradiciones de la derecha, a las cuales, por cierto, se aprovecha de endilgar todos los males que nos aquejan como sector. Por solo dar un ejemplo, tenemos al pensador, Miklos Lukacs. 

El peruano, siguiendo la misma senda del afamado filósofo británico Roger Scruton, ve en el liberalismo el problema de toda posible respuesta de la derecha a la decadencia occidental. Su posición política, basada en un nuevo proyecto político, bautizado como bioconservadurismo, intenta rescatar los principios básicos del conservadurismo clásico, pero asumiendo, también, la necesidad de plantear que todo parte de una visión antropológica totalmente alejada de las disposiciones posmodernas actuales, que enteran a un sujeto zafado de las amarras de la realidad, un individuo abstracto kantiano típicamente moderno, pero llevado al paroxismo en la actualidad. Sin embargo, Miklos asume que el liberalismo también es parte de esta visión antropológicamente errada. Las posturas liberales, dirá en una presentación que ya alcanza más de 76 mil visitas, son revolucionarias, y ello quiere decir, refundacionales.

Además, alegará que las ideas liberales partirían de nociones racionalistas, que buscan rediseñar a la sociedad bajo la égida de la perfectibilidad humana, sin tomar en cuenta los parámetros que la realidad dispone. En resumen, su postura no se entera de las evidentes diferencias entre las vertientes liberales clásicas y la igualitarista francesa, asumiendo al liberalismo como una ideología política unívoca, ajena a la naturaleza (1) y la tradición(2). 

Por supuesto, todo el planteamiento de Lukacs sobre el liberalismo es un error. El no tomar en cuenta las diferencias históricas en torno a las distintas tradiciones que dicen ser liberales puede ser cómodo, desde un punto de vista argumental, pero no es honesto intelectualmente hablando. Y más allá de la simplificación que implica hablar de liberalismo en esos términos, arriesgando cometer una generalización apresurada, la verdad es que “el fuego amigo” no ayuda. Disto mucho de pensar que podamos llegar a acuerdos cuando partimos de “monos de paja” que no se ajustan a la realidad teórica. A diferencia de lo que ha hecho la Fundación para el progreso (FPP), institución que ha publicado libros de conservadores o, incluso, de pensadores que se dicen “de centro”(3), alegando esta domicilio liberal clásico, muchos conservadores no se han permitido tender puentes.

Algo parecido pasa con agrupaciones nacionalistas que, si no fuera por el diálogo fraterno que he tenido con Jorge Sánchez, autor del connotado libro “Guerra ideológica” (2023) –quien me permitió prologar la tercera edición de su libro-, tampoco creería a estos dispuestos a construir lazos. En la presentación de su libro tuve la oportunidad de conversar de manera muy sincera y profunda con varios que se decían nacionalistas, y muchos de ellos reconocieron que el liberalismo, al menos en su vertiente económica, tenía la razón. ¿No es eso, acaso, intentar comprendernos? (4) Por otro lado, me temo que pueda existir, a raíz del eventual éxito económico de Milei en Argentina, una propensión a creer que la respuesta a la decadencia cultural de Occidente es el libertarismo o el liberalismo. Y esto lo hemos podido notar en distintas entrevistas en las que Axel Kaiser, máximo representante del liberalismo en Chile, ha defendido, con uñas y dientes, la opción de Milei. El 7 de julio de 2023 vino a nuestro país el, en su momento, candidato argentino, y conversaron amenamente entre estruendosos aplausos sobre la situación de ambos países. 

La tertulia tuvo por título “El renacimiento liberal”(5) . Llama la atención el concepto utilizado: ¿Es que alguna vez el liberalismo estuvo muerto? De hecho, en los últimos años ha sido altamente cuestionado, como ya referíamos, tanto por la izquierda como por los nacionalistas y conservadores, quienes protestan por la hegemonía libertaria que se habría instalado en el sector, tras la caída del muro de Berlín (6). De todos modos, muerto o no, el liberalismo parece ser el problema para muchos, pero también la única solución, para otros. Aunque Kaiser siempre ha sido de los intelectuales más sensatos, parece que cuando habla de Milei, colocara toda su confianza en él. En entrevista con El Líbero, manifestó, certeramente, que la elección del presidente argentino modificaría la forma de hacer política en Chile, especialmente para una centroderecha que no entendería el significado del arribo del economista a la presidencia argentina. Pero, también recomendó a los candidatos seguir esa línea que él ilustra, un poco más dura y, por cierto, más “pura”, desde el punto de vista liberal (7). 

El mismo espíritu hace notar respecto del cómo llega Milei a ser presidente en una entrevista con el periodista Cristián Warnken. Destacó que el presidente argentino llega al sillón presidencial sin transar ninguna de sus ideas, y que la defensa de la libertad debe llegar a ser “dogmática”(8). Parece que Kaiser está muy entusiasmado con la gestión del presidente argentino, y muestra la misma confianza que abraza el abogado Nicolás Márquez en dicha administración, quien ya se apresta a publicar un libro sobre el “peluca”, sin siquiera haber pasado un año de su gobierno. Sería la de Milei la representación más acabada de la respuesta libertaria a la decadencia izquierdista. Incluso, en círculos como la FPP, se ha hablado de “rebelión libertaria”(9) en el contexto del impacto que puede tener Milei en Iberoamérica.

No me cabe duda que la situación en Argentina ameritaba una defensa con mayor convicción de un relato liberal, en especial, teniendo en cuenta que el principal problema en dicho país es la pobreza (10) . Sin embargo, parece claro que el entusiasmo por Milei puede provocar una apreciación equivocada de que es el relato liberal o libertario el único que puede derrotar a las huestes del izquierdismo global. Tiendo a pensar que justamente ese es un problema latente, en especial porque es precisamente dentro del marco liberal que se ha jugado todo este tiempo de declive occidental. Más allá de que sea un defensor del liberalismo clásico, creo que la urgencia de los hechos nos llama a crear una opción que verdaderamente busque la convergencia política de distintas tradiciones dentro de la misma trinchera, entendiendo que el enemigo es más poderoso de lo que hemos estimado. 

La izquierda lleva años propagando su ideología, en diversas plataformas culturales (11), así como su propuesta se ha venido trabajando durante mucho tiempo(12): la cultura occidental está permeada de ignorancia, debilidad, estatismo y vulgaridad, pero, en su momento, el liberalismo no hizo nada contra ello. Lentamente, pero de manera profunda, la izquierda fue insertándose en las escuelas, los canales de televisión, las universidades, la prensa, y el liberalismo solo proponía tecnificación y crecimiento económico. 

El mismo Axel Kaiser denunció la ignorancia tecnocrática da la que esa derecha hacía gala (13) y si bien el presidente argentino es brillante, eso no quita que quizá impulse políticas que dejen a las demás tradiciones fuera de juego, en momentos que se necesita apoyo transversal incondicional ante el avance de la izquierda. Su propuesta es de derecha, qué duda cabe, pero, me atrevería a decir, que es más libertaria que de derecha, y bien nos enseña el mismo liberalismo clásico que los políticos no son emisarios del poder alejados de las pasiones equivocadas y los errores no forzados. El último episodio en que Milei despierta los resquemores de chilenos y británicos al volver a sacar el tema Antártico (14) debiera llamar la atención de Axel y de todos los demás que lo admiran como la reina Dido admiraba a Eneas. No vaya a ser que terminen todos en la pira como ella, decepcionados.

Por último, debo señalar que es evidente la no existencia de un proyecto concreto
para la nueva derecha, ni en Chile, ni en ningún lado. Lo que ha existido de parte de
todos los que hemos intentado pensar a esta derecha que debe confrontar, quizá, la peor adversidad de su historia, con un enemigo poderoso que copa todos los espacios de difusión, han sido ataques aislados, análisis pertinentes, pero hasta ahora inocuos. Sin duda, en todo caso, hemos avanzado. El diagnóstico está claro. Lo ha señalado diáfanamente Agustín Laje: estamos inmersos en una batalla cultural y su descripción, huelga decir, es completísima y notable(15). 

Sin embargo, me permito plantear la pregunta de Lenin: ¿Qué hacer? Los pormenores de la praxis consecuente que la derecha debe llevar a cabo están ahí, todavía en almenas. ¿Debemos seguir, acaso, el camino libertario, defender los principios de un orden liberal(16), e insistir en los mismos criterios políticos que permitieron la expansión de la hegemonía cultural de la izquierda, aunque mejor estudiados y entendidos? ¿Quizá el camino conservador norteamericano de Russell Kirk(17) sea preferible, o el conservadurismo británico(18)? Tampoco los planteamientos de Aleksandr Dugin parecen una opción sensata, aunque, nobleza obliga, él sí parece tener claro qué hacer, aunque no siga una senda amalgamadora de las tradiciones de la derecha, sino que las supera, se superpone a ellas, totalmente (19). En Chile, respecto de este tema, estamos en pañales. Nadie ha planteado un camino para la derecha que no sea la senda del redil propio, o, al menos, no me he enterado de que exista esa propuesta, mea culpa. 

Existen grandes exponentes chilenos en la batalla cultural, desde los intelectuales más profundos, hasta los comunicadores más avezados y las plataformas más rebeldes (20); no obstante, aquello, no veo un proyecto claro, aunque sí encomiables esfuerzos por tenerlo(21). Con todo, la mera inexistencia de dicho proyecto hace que se vea el posible éxito del gobierno argentino como un ilustrativo ejemplo del ideario libertario que debemos seguir y, aunque electoralmente importante, no estoy seguro que, ideológicamente hablando, ese camino nos permita estar plenamente conscientes de los puentes que se deben edificar en torno a la diversidad de tradiciones que coexisten en la derecha. El tiempo dirá si Argentina se convierte, de la mano de Milei, en un proyecto unificador para nuestro sector.

En conclusión, son tiempos peligrosos. Seguimos dentro de la órbita cultural de la izquierda, tratando de bregar por una respuesta que sea suficiente y necesaria para contrarrestar su avance. La llegada del gobierno de Javier Milei, tras la caída de Trump en Estados Unidos y la de Bolsonaro en Brasil, ha sido un bálsamo para una derecha que parecía volver a la oscuridad de la cueva en la cual nos tenía sumidos la llegada de gobiernos de izquierda a lo largo del orbe, especialmente, en Iberoamérica. Con todo, si no se juegan bien las cartas, puede asentarse la idea de que es el libertarismo o liberalismo la llave para dar vuelta el tablero, a raíz del domicilio político en el cual Milei habita. Claramente, manifestar aquello sería un error, del cual podemos prevenirnos si tendemos los puentes necesarios para la configuración de un proyecto serio que englobe y reúna a todas las tradiciones de la derecha. Como diría el connotado filósofo nacional, Andrés Bello, todas las verdades –con mayor razón deberían las de la derecha- se tocan en el piélago del Universo.

1.Véase Peterson, J. (2020) Mapas de significado: La arquitectura de la creencia. Ariel

2.https://www.youtube.com/watch?v=KMHvdOTvr0g&ab_channel=Miklos Lukacs.

3.Véase Scruton, R. (2010) Las bondades del pesimismo y el peligro de la falsa esperanza. FPP; y Scruton,R. (2019) Locos, impostores y agitadores. Pensadores de la nueva izquierda, FPP. También Haidt &Lukianoff (2018) Malcriando a los jóvenes estadounidenses. FPP. 

4. Puede verse el lanzamiento de la tercera edición del libro de Jorge en https://youtu.be/7Ipj7nKaxeM?si=oig66lkQgEzUq1Nh

5 La conversación puede verse en https://www.youtube.com/watchv=b_salwW9eFU&ab_channel=Fundaci%C3%B3nparaelProgreso

6.Véase Mansuy (2016), quien plantea existiría en Jaime Guzmán una inclinación liberal evidente y que ello, de manera exclusiva, es lo que se ha manifestado en el orden político desde los 80’, especialmente, en la figura de un Estado Subsidiario pasivo.

7.https://ellibero.cl/actualidad/axel-kaiser-el-triunfo-de-milei-perjudica-la-forma-de-hacer-politica-de-chile-vamos-pero-beneficia-a-kast-y-matthei/ 8.https://www.youtube.com/watch v=csyBBtOyUQg&ab_channel=PAUTA 

9.https://www.youtube.com/watch?v=eUQck2mB0rY&t=305s&ab_channel=Fundaci%C3%B3n para el Progreso.

10.Desde 2017 Argentina ha ido aumentando la pobreza, hasta llegar en 2020 a un 42% de la población. Véase los datos del Banco Mundial sobre el tema en https://data.worldbank.org/indicator/SI.POV.NAHC?locations=AR

11.Laje, A. (2023) El libro negro de la nueva izquierda. Entre Zorros y Erizos.

12.Iturralde (2021) El inicio de la nueva izquierda y la Escuela de Frankfurt. Unión Editorial S.A.

13.Kaiser (2014) La fatal ignorancia. FPP.

14.https://www.latercera.com/mundo/noticia/milei-dice-que-construccion-de-base-en-ushuaia-junto-a-estados-unidos-nos-avala-el-reclamo-sobre-la-antartica/SAI76GVKQNCW7KIHUGKYWGDXBM/

15.Laje, A. (2022) La batalla cultural. Reflexiones críticas para una nueva derecha. HarperCollins.

16.Rallo, J. R. (2019) Los 10 principios básicos del orden político liberal. Deusto.

17.Kirk, R. (2001). The conservative mind. Regnery Gateway

18.Scruton, R. (2018) Cómo ser conservador. Homo Legens.

19.Duguin, A. (2013) Cuarta teoría política. Nueva República.

20.Son demasiados para nombrarlos a todos, pero siempre he agradecido la influencia que han tenido en mi pensamiento connacionales como Axel y Vanessa Kaiser, Juan Cristóbal Demian, Andrés Barrientos, Juan Lagos, Benjamín Ugalde, Sergio Melnick (Q.E.P.D.), Henry Boys, Arturo Ruiz y el profesor Cristian Mancilla. En el área de las comunicaciones tenemos claramente a Johannes Kaiser, Teresa Marinovic, Claudia Ormeño, Un Chileno Anónimo, Álvaro Ramírez, Viviana de “Vivianamente hablando”, y qué decir de la labor encomiable de las nuevas editoriales como Legado Ediciones, Entre Zorros y Erizos, Editorial

21.Conservadora, o de librerías como Chema y plataformas como Revista Individuo, Stakeholderz, Arca News, GOT Producciones y otras. A todos se les agradece la gran labor realizada.(21) Por mi parte, creo estar elaborando un proyecto, aunque todavía está en formación y, a pesar de lo seguro que me siento respecto del camino escogido, tampoco tengo la certeza de que sea el plenamente correcto. La primera parte de ese proyecto se describiría como el retorno a la historia a partir de nuestros autores nacionales -cada país tiene los suyos-, para comprender los conceptos políticos que unifican la propuesta de la derecha y, así, crear la consciencia histórica necesaria para enfrentar el desafío de la batalla o guerra cultural. “Perfiles de derecha” (2023) sería el primer esbozo de esta campaña. Me permito dejar al tiempo y al pueblo decidir si este proyecto tiene sentido.

 

Formas del Progresismo

12 de abril de 2024

Formas del Progresismo

William Tapia

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